martes, 10 de mayo de 2011

Un día duro y triste para los que disfrutamos con el ciclismo

No paro de recordar ahora lo que me dijo Pablo Lastras hace unas cuantas semanas. Él estaba disputando la Vuelta a Castilla y León, y tras la tercera etapa, se molestó en atenderme unos minutos y contestarme a varias preguntas que le formulé para una entrevista. Una de ellas, la tenía marcada desde hace tiempo, y es que siempre fue un corredor que me impresionó por su manera de arriesgar bajando los puertos:

- "... has llegado a sentir miedo en algún momento?"
- "Siento miedo cada día, claro, ..."

No he podido seguir en directo la etapa del Giro de hoy debido a mi ajetreado calendario académico en estas fechas cercanas a exámenes. El mismo Pablo Lastras ha protagonizado la escapa del día, y de haberlo sabido no me hubiese despegado del televisor. He llegado ya tarde a casa, y tras cenar algo rápidamente, me he venido a mi habitación y he encendido el ordenador. Y he comenzado con mi repaso diario a las webs de los diarios deportivos. No he tenido que leer mucho, la primera noticia en todos ellos me dejó congelado:

"Muere Wouter Weylandt en el Giro"

Y desde entonces, las palabras de Pablo Lastras no han dejado de resonar en mi cabeza.

Con 26 años, el joven corredor disputaba una temporada apasionante tras haber fichado por el conjunto Leopard de los hermanos Schleck. Inscrito a última hora en este Giro, no dudó en viajar a Italia para intentar repetir o mejorar la victoria de etapa que consiguió el año pasado. Ni él, ni su familia, ni sus amigos, ni su equipo, ni nadie, podrían haber imaginado lo sucedido hoy.

En el peligroso descenso del Passo del Bocco, Wouter perdió el control de su bicicleta chocando contra un muro, sufriendo en el mortal percance una fractura en la base de su cráneo. Los intentos de reanimación por parte de las asistencias fueron inútiles, y el corredor belga falleció a pesar de poder ser evacuado a un hospital. Lo siento, sé que no es el momento, pero es algo que me sobrepasa: "gracias" a todos los diarios deportivos por ilustrar la noticia con un morboso vídeo de lo acontecido.

Es la clase de noticia que te deja sin palabras y meditando al respecto. He amado este deporte desde que era un niño. Empecé con las últimas exhibiciones de Indurain. Y, sin embargo, creo que lo que terminó de conquistarme fueron los malos momentos del corredor navarro: aquel Tour no ganado en el 96 y aquella retirada en la Vuelta a España camino de los Lagos de Covadonga. Porque si algo caracteriza a este deporte es el sufrimiento, el dolor que en muchos momentos experimentan los corredores a lo largo de esos esfuerzos sobrehumanos que realizan por terminar las etapas. Y hoy ese dolor ha alcanzado la cota máxima.

Entonces te das cuenta de la actual situación del ciclismo: la falta de patrocinadores, la imagen manchada a base de casos de dopaje... Es normal hablar a diario de ello, es normal escuchar a mucha gente "echar mierda" sobre este deporte. Y muy pocos valoran lo que se juegan los ciclistas en todo ello, los riesgos que corren al intentar ser los más rápidos con la única protección de un pequeño casco en sus cabezas.

Olvidémonos por un momento del dopaje. Ponen sus vidas en juego por darnos un espectáculo con el que disfrutar. Y lo consiguen. Y se me pone la piel de gallina al solo pensar en algunos de los grandes momentos que he vivido frente al televisor: aquellas medallas en Atlanta de Indurain y Olano en contrarreloj; las victorias del Chava en Xorret de Catí, Angliru o Pal; las ganas que ponía Beloki en su lucha por intentar ganar al invencible Armstrong; las lágrimas de Isidro Nozal tras perder el liderato de la Vuelta en Abantos frente a Heras; los ataques de Contador frente a Rasmussen en el Peyresourde; la victoria de Carlos Sastre en Alpe d'Huez; el oro de Samu en Pekin... y podría tirarme así varias horas.



Quedémonos con esta infinidad de buenos recuerdos.

Y es por la sensación que noto mientras escribo todo esto por lo que creo que el ciclismo representa para muchos de nosotros algo mas que un deporte o un espectáculo. No sé si llamarlo sentimiento, pasión, forma de vida, sueño... Pero estoy seguro que si Weylandt tuviese ahora la oportunidad, no dudaría en volver a subirse a una bicicleta a pesar de todo.



1 comentario:

  1. Descanse en paz, debemos reivindicar a los ciclistas, se lo merecen, saludos

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