Ya hemos fijado nuestro objetivo, tenemos una serie de normas a seguir, y nos sobran las ganas y fuerzas para alcanzar la meta. Estamos preparados para nuestro reto… ni de coña.
Todo aquel que esté en una situación similar a la mía y lea estas entradas en busca de algo que le ayude a mejorar, puede presentar un importante problema: no saber correr de la forma adecuada.
Esto suena verdaderamente preocupante si nuestro objetivo es éste, completar una carrera de fondo. Aunque sea la resistencia la capacidad que prime, sería un grave error restar importancia a la técnica de ejecución.
Yo mismo soy el primero en reconoceros que no sé correr bien. Y mucho me temo que, con 23 años ya, no vaya a aprender en mi vida. Ahora bien, también he de admitiros que hay una gran diferencia entre mi estilo corriendo hace un año y el actual. O al menos ya no aparento ser un pato mareado al borde del colapso. Y esto no sólo se nota desde el punto de vista estilístico. Una correcta técnica influirá directamente en el aprovechamiento que hagamos de la energía que tengamos a nuestra disposición, a la vez que se reducirá el riesgo de lesiones y molestias varias.
La mejoría que haya podido experimentar ha sido en base a seguir una serie de recomendaciones que ahora mismo compartiré con vosotros. Vamos allá:
- Cabeza alta y mirada al frente. Literalmente, no es un consejo para levantarte el ánimo. De este modo conseguiremos una correcta alineación de la espalda y el tronco, aumentando sin darnos cuenta nuestra capacidad pulmonar al respirar.
- Hombros relajados, codos doblados 90º (aprox.), y manos semi cerradas. Aunque no andes con tus brazos, la coordinación entre las extremidades es fundamental. Evita la tensión y los movimientos bruscos y exagerados con esta parte de tu cuerpo.
- Tronco erguido y estable. Como ya apunté antes, esto tendrá un efecto positivo sobre tu respiración. Y para ello, te será de gran ayuda trabajar tus abdominales. Una o dos veces por semana, no es obligatorio más.
- Trata de hacer el menor ruido posible con tus pies. Es decir, evita los saltos bruscos y zapatazos, a la vez que ir arrastrando tus pies por el suelo. No trates tampoco de forzar un aumento en la longitud de tu zancada.
Todo aquel que esté en una situación similar a la mía y lea estas entradas en busca de algo que le ayude a mejorar, puede presentar un importante problema: no saber correr de la forma adecuada.
Esto suena verdaderamente preocupante si nuestro objetivo es éste, completar una carrera de fondo. Aunque sea la resistencia la capacidad que prime, sería un grave error restar importancia a la técnica de ejecución.
Yo mismo soy el primero en reconoceros que no sé correr bien. Y mucho me temo que, con 23 años ya, no vaya a aprender en mi vida. Ahora bien, también he de admitiros que hay una gran diferencia entre mi estilo corriendo hace un año y el actual. O al menos ya no aparento ser un pato mareado al borde del colapso. Y esto no sólo se nota desde el punto de vista estilístico. Una correcta técnica influirá directamente en el aprovechamiento que hagamos de la energía que tengamos a nuestra disposición, a la vez que se reducirá el riesgo de lesiones y molestias varias.
La mejoría que haya podido experimentar ha sido en base a seguir una serie de recomendaciones que ahora mismo compartiré con vosotros. Vamos allá:
- Cabeza alta y mirada al frente. Literalmente, no es un consejo para levantarte el ánimo. De este modo conseguiremos una correcta alineación de la espalda y el tronco, aumentando sin darnos cuenta nuestra capacidad pulmonar al respirar.
- Hombros relajados, codos doblados 90º (aprox.), y manos semi cerradas. Aunque no andes con tus brazos, la coordinación entre las extremidades es fundamental. Evita la tensión y los movimientos bruscos y exagerados con esta parte de tu cuerpo.
- Tronco erguido y estable. Como ya apunté antes, esto tendrá un efecto positivo sobre tu respiración. Y para ello, te será de gran ayuda trabajar tus abdominales. Una o dos veces por semana, no es obligatorio más.
- Trata de hacer el menor ruido posible con tus pies. Es decir, evita los saltos bruscos y zapatazos, a la vez que ir arrastrando tus pies por el suelo. No trates tampoco de forzar un aumento en la longitud de tu zancada.
Puede que esta última sea la parte más difícil de comprender y llevar a cabo. Pero tranquilo: apunta la siguiente lista de ejercicios y practícalos también de vez en cuando, en torno una vez a la semana. Sobre una superficie llana y con césped a poder ser (para minimizar el impacto sobre el suelo, tu cuerpo lo agradecerá). Se trata de ejercicios destinados a trabajar la fuerza y movimiento de los músculos y articulaciones de tus piernas. Te prometo que la mejoría llegará por si sola sin que te des cuenta.
1. Anda primero, y corre después, de puntillas.
2. Anda primero, corre después, pero ahora sobre los talones.
3. Saltos con las dos piernas juntas.
4. Saltos apoyando una sola pierna (“a la pata coja”)
5. Si alguien te ha visto hasta ahora, fácilmente pensará que estás loco o eres idiota. Así que sigamos. Corre lateralmente.
6. Corre levantando las rodillas lo más alto posible.
7. Corre ahora levantando los talones de tus pies. Puedes llevarte las manos al culo para evitar posibles golpes.
8. Aceleraciones. En una recta de no más de
Realiza el trabajo en series de 3 repeticiones de cada ejercicio, dejando entre cada una un pequeño tiempo para recuperar. Y claro está, antes de empezar, no te olvides de realizar un calentamiento previo que incluya los estiramientos adecuados y un rodaje de 20 o 30 minutos a un ritmo suave.
Está muy bien que aprendamos técnica que njos mejora seguro, saludos
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