sábado, 27 de octubre de 2012
martes, 23 de octubre de 2012
Armstrong y la agonía del ciclismo
Nunca creí que Armstrong corriera
limpio. Es más, me caía mal, muy mal, e incluso puedo decir que lo odiaba.
Todos los veranos me sentaba frente al televisor esperando ver cómo alguien
doblegaba al texano, que ocupaba en mi mente el papel de malo de la película.
Ni Zülle (maldita etapa aquella del Paso del Gois), Pantani, Ullrich, Beloki,
Basso, Klöden, Vinokourov, Mancebo… nadie podía con él y su equipo. Era
intratable, terminase la etapa en un puerto de primera o se tratase de una
contrarreloj. Nunca tenía un día malo, y aquello no era normal. Me asqueaba. Su
superioridad y arrogancia, el miedo que infundía en un pelotón en el que nadie
se atrevía a atacar. Si fuese español lo habría amado, pero desgraciadamente
era de fuera y se oponía al triunfo de mis paisanos. Por no hablar ya del
record de Indurain, el primero de mis ídolos, con sus cinco Tours de Francia
consecutivos. Y allí estaba el jodido yankee, ganando siete (siete!!!!) y
convirtiéndose en el más grande. La grandeza conlleva con si la admiración de
muchos. Pero la grandeza levanta el odio de muchos más.
Abro así el texto para poneros en
situación, porque supongo que mi visión de los hechos no será objetiva. Y sin
embargo, también os digo lo siguiente: ese odio que genera la grandeza, en
muchas ocasiones nos ciega.
Llevo varias semanas leyendo en
mis ratos libres el informe y la documentación aportada por la
USADA. Lo sé, lo mío es enfermedad, pero no
quería dejarme influenciar por las opiniones de otros, una prensa deportiva que
en muchas ocasiones es una auténtica basura. Quería tener mi propia visión de
los hechos. Y lo siento, pero aun no he terminado de leerlo todo para resumirlo
(son unas 500 hojas, no me miréis así, que ni los siete libros de Harry Potter del tirón).
Y sin embargo, son muchos los datos y aspectos que me resultan extraños o
contradictorios. No estudio derecho, no tengo ni zorra de ello, pero hay cosas
que no encajan.
Ojo. No digo que Armstrong no se
dopase nunca. Es más, repito, soy el primero en creer lo contrario. Lo que digo
es que esto es una emboscada, una caza de brujas contra el americano. Me parece genial que se desenmascare al tramposo,
pero no de esta manera y ahora, diez años después.
Os enumero a continuación algunos
de los aspectos que más me han llamado la atención:
1.
No existen pruebas científicas, sólo declaraciones.
2.
No puedo creer a un mentiroso. Y todos los ex-compañeros
que han declarado en contra de Lance, lo son. Muchos llevan años afirmando no
haberse dopado nunca (véase el informe Robinson sobre David Millar y préstese
especial atención a los testimonios de Vaughters y Vande Velde, dos de los que
afirman en sus declaraciones haberse dopado junto a Lance). A otros como
Hamilton o Landis, los pillaron. Si partimos de la premisa de que mintieron
entonces, ¿por qué no iban a estar haciéndolo ahora? Sanciones reducidas y conservar
los importes económicos de sus premios, podrían ser incentivos suficientes.
3.
Estos testimonios, son, en ocasiones, incoherentes y
difíciles de creer. Si leyerais a Vande Velde, veríais como se metía en el
cuerpo todo lo que le daban, sin preguntarse en ningún momento que se inyectaba
o tomaba, o si esto podría ser perjudicial para su salud. Llamadme desconfiado
(o tal vez es culpa de mi pánico a las agujas), pero si un médico aparece con
una inyección y se acerca a pincharme, antes de dejarme, me aseguraría de qué
es lo que va a entrar en mi cuerpo. Mientras, su amigo y actual director,
Jonathan Vaughters, se rodea en el Garmin de gente arrepentida tras doparse y
que disponen de su total confianza. Según él, son estas personas las que más
pueden aportar a la lucha contra el doping. Y sin embargo, hace un año expulsó
de su equipo a Matt White, uno de esos “arrepentidos”, por recomendarle a Trent
Lowe hacer una visita al doctor del Moral, uno de los grandes implicados en la
acusación de la USADA y al que el propio Vaughters denuncia en su testimonio. ¿En
qué quedamos?
4.
Al igual que tienen mucho peso los testimonios en
contra de Lance, no entiendo por qué no se valoran de la misma manera los que
pudieran hacerse a su favor.
5.
Esto mueve mucho dinero. He oído cifras que van entre
los 9 a los 12 millones que Armstrong tendría que devolver en concepto por los
premios recibidos. Y no entremos en LIVESTRONG (su fundación) y temas
publicitarios. Nike, Trek u Oackley ya le han retirado su apoyo y patrocinio.
6.
La USADA sólo estudia y castiga las actuaciones de
Armstrong y su equipo. Sin embargo, pasa por alto todo lo logrado por el equipo
nacional de ciclismo, formado en su mayoría por estos mismos ciclistas. En
alguna declaración, se hace referencia a esto, a cómo la mujer de Armstrong
repartía “caramelos” dentro del conjunto
nacional. ¿Por qué no se castiga esto igualmente?
Y esto es sólo un comienzo, lo que
me resulta más llamativo de lo que he leído hasta ahora. Y a pesar de ello, la UCI pasa todo esto por alto y
decide dejar a Armstrong sin ninguno de sus Tours y sancionarlo de por vida.
Armstrong, el más grande de una época, desaparece por completo del ciclismo y
su historia, como si aquel cáncer que amenazó su vida hubiese podido con él.
La UCI, la única asociación de profesionales de un
deporte que, en vez de defender los intereses de éstos, los persigue y castiga.
Una vez más, la misma manera de actuar de siempre.
¿Y ya? ¿Eso es todo? Evidentemente
no, esta vez la decisión de sancionar a Armstrong va mucho más allá, más lejos
que en cualquier otro caso conflictivo. La UCI ha firmado así su propia sentencia de muerte.
El ciclismo, mientras vaya de su mano, ha quedado condenado a su extinción.
Y me explico. En la acusación de la USADA se recogen testimonios
que hablan de positivos de Lance que fueron tapados. Una alianza entre el
americano y el organismo con sede en Suiza. Una alianza de la que, mientras
Lance obtenía total impunidad, la
UCI se beneficiaba económicamente.
Para salvar esto, reconoce la UCI no haber pillado jamás a
Armstrong en un control, pero decide sancionarlo dadas las claras evidencias
que muestra la USADA. Armstrong,
el ciclista más vigilado debido a su estatus de líder indiscutible en el Tour,
se dopaba. Y ningún control jamás lo pilló. ¿Acepta así la UCI que el sistema de control
del dopaje que ha impuesto no funciona? Si Lance pudo, cualquier ciclista
mediocre podría hacerlo mucho más fácilmente.
O la UCI es una mafia, o su sistema
un fracaso. Por esto, o son muchas las dimisiones y cambios que se producen en
el organismo, o el ciclismo debe abandonar rápidamente su supervisión. Todo el
mundo estará autorizado para dudar de cualquier resultado a partir de ahora.
Rabobank ya dio el primer aviso hace un par de días abandonando el pelotón tras
17 años en él, argumentando ser incapaces de creer en la justicia y limpieza de
este deporte. Hoy, el ciclismo se encuentra ante el mayor abismo con el que se
haya encontrado nunca.
Lance Armstrong ha pasado a ser el
ciclista que, un día, desapareció. El ciclista que pudo convertirse en la
figura y estandarte del ciclismo moderno y limpio. Y el guión estaba trazado a
la perfección: un superviviente consiguiendo una hazaña que nunca nadie había
logrado. Presuntuoso y prepotente, pero igualmente grande y legendario. Todo
ello tras el mayor escándalo de la historia del ciclismo, el caso Festina. Era
el momento de renacer, y no se podía encontrar un mejor escenario.
Hoy, 13 años después, descubrimos
que todo aquello fue una mentira. El nombre de Lance Armstrong desaparece por
completo de la historia del ciclismo, quedando únicamente su recuerdo en la
retina de los aficionados. Sin embargo, su mayor triunfo en esta vida, el
sobrevivir al cáncer, escapa a este deporte y cualquier sanción. Su fundación no
debe verse en ningún momento salpicada por todo esto.
Hoy, tanto para el ciclismo como para Lance, es el momento de volver a empezar, una vez más.
jueves, 18 de octubre de 2012
¿Será este el año?
Semana de selecciones, semana sin
Liga, semana para reflexionar. En lo que va de temporada, el Atlético del Cholo
ha logrado unos números no vistos desde el año del doblete: seis victorias y un
empate en Liga; dos partidos ganados en la Europa League ; y la Supercopa ganada en
Mónaco ante el Chelsea, en un partido que pasará a la historia de esta entidad.
Una lista de resultados que convierte al club colchonero en el único equipo de
España imbatido en lo que va de temporada… y lo que es más importante: ¿en un
aspirante al título también?
Varios son los puntos que
diferencian a este Atleti del de años pasados. Simeone parece haber conseguido
lo que sus predecesores fueron incapaces, que sus jugadores sientan realmente
lo que significa este club y defiendan con todas sus fuerzas los colores de su
camiseta. Esto a su vez se traduce en
una perfecta sintonía entre el equipo y el duodécimo jugador, la grada. Atrás
quedaron los pitos y pañuelos. El Calderón vibra en cada partido con más
fuerza, sufriendo igual que siempre, pero animando más que nunca.
Por increíble que pueda resultar,
los fichajes este verano parecen haber sido realizados en la dirección
correcta. Jugadores llegados a coste cero, como el "Cebolla” o Emre, en lo que
parecía que iba a convertirse en un nuevo capítulo del manual de “Cómo
debilitar a tu equipo cada verano”, se han convertido ya en piezas claves en
los planes del Cholo. Bien es cierto que el equipo sería aun más peligroso de
contar en nómina con Diego, Domínguez o el Toto Salvio. Pero los ya mencionados
antes, junto al Cata, o los readmitidos Diego Costa y Raúl García, hacen que
apenas hayamos echado de menos a los que se han marchado. Salidas necesarias
por otra parte para poder haber mantenido en el plantel a nuestra estrella:
Radamel Falcao.
Éste es, sin duda, otro factor
determinante en el rendimiento de este Atleti. El colombiano atraviesa el mejor
momento de forma de toda su carrera, lo cual ha hecho que se convierta en esa
clase de jugador decisivo, capaz de ganar él solo un partido, e incluso, por
qué no, merecedor de entrar en la batalla por el Balón de Oro frente a Ronaldo
y Messi. Con Falcao en el campo el equipo se muestra seguro, convencido de que,
tarde o temprano, llegará el gol.
¿Y si falta Falcao? El banquillo
este año sí funciona, y las alternativas son múltiples. Diego Costa está
demostrando que, a pesar de no ser el colombiano, puede aportar muchas cosas, y
diferentes, al equipo. Y mientras se espera de vuelta a la mejor versión de
Adrián, los hombres del medio campo también golean: Raúl García, Koke, Mario,
el “Cebolla”, Tiago… todos ellos ya han mojado esta temporada. Algunos incluso,
como Arda Turan, por partida doble.
El papel del turco en este
conjunto está siendo importantísimo. Pese a que su relación con el Cholo
comenzó con mal pie, el jugador otomano se ha convertido en indiscutible y uno
de los favoritos de la afición gracias a su sacrificio y saber hacer en la
mediapunta atlética. Tras la marcha de Diego, él es ahora el encargado de
manejar la batuta del ataque colchonero, haciéndolo incluso mejor que el
brasileño.
No hay once titulares, sino un
equipo de 23 jugadores que saben que, a base de trabajo y esfuerzo, tendrán su
oportunidad. Y gracias a ello se entrena más fuerte que nunca, hecho que se
refleja en el campo durante cada partido. Es el Atlético del Cholo un equipo
tremendamente trabajado, unido y organizado; que se repliega a la perfección,
ahoga a sus rivales en la presión, y muerde con peligro en cada ataque y jugada
de estrategia.
Y sin embargo, sigue surgiendo la
eterna pregunta entre la afición: ¿hasta cuándo durará esta racha? Un
calendario favorable en el arranque de la competición, unido a algunos episodios
de fortuna en varios finales de partido, pueden ser también causantes de esta “engañosa”
sensación de fortaleza. Miedo debería darnos el mes de diciembre, cuando
tengamos que enfrentarnos a rivales como Real Madrid y Barcelona, equipos
contra los que puede que no sea suficiente marcar un gol en el último minuto si
para entonces la desventaja en el marcador es mucho mayor.
Será entonces, pasado nuestro
particular Everest en esta Liga, cuando sepamos realmente a lo que puede
aspirar este Atlético del Cholo. La receta hasta entonces no debe cambiar: sólo
importa el siguiente partido. Los jugadores saben que, con trabajo, pueden
derrotar a cualquier rival. Y la afición empieza también a creerlo.
Seguimos
soñando, pero partido a partido.
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